1. “Por lo cual estoy seguro…” Pablo no está expresando una opinión o un deseo, sino una convicción profunda, una seguridad inquebrantable basada en la fidelidad de Dios. Esta certeza es fruto de su experiencia con Cristo y de la revelación divina.
2. “ni la muerte, ni la vida…” La muerte, que para muchos representa el fin o lo desconocido, no tiene poder para cortar la relación del creyente con el amor de Dios. Y tampoco la vida —con sus pruebas, dolores, tentaciones o preocupaciones— puede hacerlo. Dios está presente en ambas realidades.
3. “ni ángeles, ni principados, ni potestades…” Pablo menciona seres espirituales, incluyendo tanto a los ángeles como a las fuerzas demoníacas. Ni siquiera los poderes invisibles más grandes del mundo espiritual tienen autoridad para separarnos del amor de Cristo. El poder de Dios es superior.
4. “ni lo presente, ni lo por venir…” Ni las situaciones que vivimos ahora, ni lo que vendrá en el futuro (por incierto o aterrador que parezca), pueden cambiar el amor constante de Dios por nosotros.
5. “ni lo alto, ni lo profundo…” Estas expresiones pueden referirse a dimensiones físicas o espirituales. No hay lugar en el universo, por más lejano o inalcanzable, que esté fuera del alcance del amor de Dios.
6. “ni ninguna otra cosa creada…” Con esto, Pablo abarca absolutamente todo lo que existe. Ninguna criatura, circunstancia, fuerza o evento —visible o invisible— puede separarnos del amor de Dios.
7. “que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” Aquí está la clave: el amor de Dios se revela plenamente y se hace accesible por medio de Jesucristo. Él es el canal, el fundamento y la garantía de ese amor eterno. No es un amor genérico, sino un amor específico, centrado en la persona de Cristo, quien murió, resucitó y reina por nosotros. #vida #muerte #angeles #potestades #venir #alto #profundo #amor #dios #cristo