Julián Cañas y sus hijos son barquilleros, un oficio casi en extinción. Siguen elaborando uno a uno estos manjares que después venden en El Rastro, El Retiro, La Catedral de la Almudena, El Palacio de Oriente y en las fiestas más típicas de Madrid. Cinco generaciones de una misma familia que han preservado la misma receta para elaborar este castizo manjar.