Todo comenzó cuando motochorros asaltaron a una joven en la puerta de su casa. Su novio decidió perseguirlos y, al encontrarlos, los embistió con el auto: uno murió en el acto y otro fue internado. La Justicia lo detuvo por homicidio, mientras que el delincuente herido —menor de edad y con antecedentes— fue liberado. En la escena del crimen, familiares del ladrón fallecido increparon a la Policía. La causa quedó envuelta en una fuerte controversia: ¿defensa desesperada o exceso punible?