En perseguir y deportar se ha enfocado la política migratoria del presidente Donald Trump, después de asumir su segundo mandato, Trump, ordenó medidas ejecutivas con el objetivo de terminar con el asilo humanitario para migrantes, intensificar las redadas y detenciones masivas de extranjeros en sus lugares de trabajo, escuelas y barrios, blindar la frontera entre Estados Unidos y México y prohibió los ingresos de migrantes por razones humanitarias. Además el mandatario decretó que los estudiantes internacionales fueran designados efectivamente como criminales sin verificar si la información era verdadera, miles de titulares de visados vieron modificados sus registros en las bases de datos, lo que les llevó a ser excluidos de las clases, el trabajo, a ser dados de baja de las universidades e incluso a que abandonaran el país, cuando cumplían plenamente las normas de inmigración.