Sor Geneviève Jeanningros, de 81 años, vive en una caravana en un circo de Roma. Cada miércoles visitaba al Papa. También él la visitó a ella en alguna ocasión.
Este miércoles se ha colado en la despedida reservada a las autoridades eclesiásticas. La guardia suiza le ha permitido el acceso a sabiendas de que Francisco así lo hubiese querido también. Entre lágrimas, con su mochila al hombro, en un discreto segundo plano, la menuda religiosa le ha dado su último adiós.