Hace dos semanas publiqué un post en Periodista Digital sobre el 89 cumpleaños del célebre escritor peruano. Se le veía sonriente, feliz, rodeado de los suyos. Catorce días después, me toca escribir sobre su ‘partida al más allá’. Parece increíble que el úlitimo gran narrador del «Boom latinoamericano», nos haya dejado. C´est la vie! (¡Es la vida!).
En calidad de periodista, he tenido el privilegio de conversar con él en múltiples oportunidades. Algunas veces cuando el autor de "La Ciudad y los Perros" recibía premios, o cuando daba conferencias en Madrid.
No suelo escribir obituarios, pero confieso que me duele escribir un post sobre su partida al "Olimpo de los Grandes Literatos". Es cierto que todos tenemos que "partir" algún día, pero puede que no estemos preparados para cuando llegue el momento de decir adiós.
Decía que me 'había dolido' su partida, y es porque, aparte de compatriota, una de sus novelas me ayudó a luchar y darme fuerzas para sobrevivir en España. El bendito libro es autobiográfico: "La tía Julia y el escribidor".
En su obra, el Nobel de Literatura narra episodios de su complicada y rocambolesca vida amorosa, tanto en Perú y en Francia, con Julia, 11 años mayor que él. Vargas Llosa cuenta que para sobrevivir tuvo que realizar hasta 10 trabajos diferentes. Su situación económica, en ese entoces, era terrible. Tiempo después tras su separación de Julia Urquidi, e inmediatamente ennoviado con su prima, Patricia Llosa, quien luego fuera su esposa y le acompañara hasta sus últimos día, el escribidor inició una carrera de éxitos que lo catapultaron a ganar multitud de premios y reconocimientos. Hasta que llegó el "Óscar" de la Literatura: el Premio Nobel.