Desde la victoria electoral del comandante Hugo Chávez Frías en el año 1998, la república de Venezuela se convirtió en un teatro de operaciones en lo que se conoce como guerra cognitiva o de sexta generación. Este tipo de agresión supera a los medios militares tradicionales, y se concentra en el uso de técnicas psicológicas, de desinformación y propaganda para influir y manipular la opinión pública local y mundial, creencias y emociones de poblaciones enteras con el objetivo de cambiar e interferir en el sistema político, economía y la percepción de la ciudadanía civil, tal como le ocurrió a la venezolana, considerada enemiga, así como, a su gobierno revolucionario, los cuales son objeto de este ataque multifactorial, donde los actores de oposición política y extrema derecha fungen como los caballos de troya utilizados por el imperialismo estadounidense, en este contexto, en años recientes la campaña se dirigió a impulsar la migración venezolana y posterior criminalización.