Al menos 694 personas murieron después de que un poderoso terremoto de magnitud 7.7 sacudió el centro de Myanmar y redujo a escombros edificios de la región. Los efectos del sismo se sintieron también en Tailandia, donde hubo decenas de desaparecidos y grandes daños materiales en la capital, Bangkok. La Junta de gobierno de Myanmar pidió ayuda a la comunidad internacional, mientras que el gobierno tailandés calificó el evento como “desastre a gran escala”.