¡Ay, Blancanieves! Seguro nadie en el último piso de la torre Disney imaginaba que rehacer con actores su clásico animado podía resultar tan complicado. Pero el asunto se volvió un laberinto del cual la casa del Ratón nunca logró salir en su intento por quedar bien con todo el mundo, sueño imposible de cada productor en Hollywood. La intención era ofrecer una relectura más “inclusiva” del cuento cuyo origen debe rastrearse en la Europa medieval, con todos los sesgos que ello implica.