En el mito azteca de la creación, Quetzalcóatl tuvo que realizar una misión en Mictlán, el inframundo gobernado por Mictlantecuhtli, para recuperar los huesos de las criaturas del mundo anterior del 4° Sol, con el objetivo de crear la humanidad. Mictlantecuhtli, conocido como el Señor del lugar de los muertos, intentó retrasar a Quetzalcóatl al imponerle difíciles tareas. Una de estas tareas era dar cuatro vueltas por el inframundo tocando una caracola como trompeta. Sin embargo, Mictlantecuhtli solo le dio a Quetzalcóatl una caracola común y corriente, que no sonaría. Quetzalcóatl resolvió este problema haciendo que unos gusanos perforaran la concha e introduciendo abejas en su interior para que su zumbido sonara como una trompeta.
Este mito evoca la sabiduría y la civilización, ya que Quetzalcóatl, a pesar de las dificultades impuestas por Mictlantecuhtli, logró superar los obstáculos y cumplir su misión, lo que resultó en la creación de los seres humanos.