Un comentario durante una protesta en noviembre del año pasado desató la tormenta. "Hay mucha gente que tiene miedo de ser judía en estos momentos y está experimentando lo que se siente ser musulmán en este país, tan a menudo sometidos a la violencia", dijo la actriz, lo que le costó cortar lazos con su agencia de representación y perder numerosos proyectos laborales.
No obstante, la actriz ha continuado con los comentarios críticos hacia el Gobierno ultraconservador del presidente israelí Netanyahu.