En medio de la noche, Silvana fue despertada por su hijo mayor con la noticia que ninguna madre quisiera escuchar: el edificio Dubrón se había derrumbado, atrapando a su hijo menor y otros familiares bajo los escombros. La tragedia ocurrió en la zona centro, a solo diez cuadras de su hogar. Al llegar al lugar, Silvana encontró un escenario caótico con policías, bomberos y equipos de rescate trabajando incansablemente para encontrar sobrevivientes. A pesar de las difíciles condiciones climáticas que amenazan con complicar las labores de rescate, Silvana mantiene la esperanza de que su hijo sea encontrado con vida. Con lágrimas en los ojos y una determinación inquebrantable, expresa su deseo de unirse a la búsqueda para liberar a sus seres queridos atrapados bajo las ruinas del Dubrón.