Tras la divulgación el pasado 25 de julio de una conversación entre Donald Trump y el Presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el Partido Demócrata apostó todas sus cartas al inicio de una investigación contra Trump, a la cual la Cámara de Representantes dio su visto bueno.
Obstrucción de la justicia y abuso de poder, son los cargos por los que pretenden iniciar el juicio político contra el magnate presidente estadounidense, quien no se ve bien de cara a las elecciones de noviembre de 2020, aún cuando la tolda demócrata no haya decidido cual es su candidato para hacerle frente.
El proceso de Impeachment fue iniciado en dos ocasiones contra Andrew Jhonson en 1968 y contra Bil Clinton en 1998. En ningún caso llegó a buen término, por no contar con los suficientes votos en el Senado.
La decisión de la Cámara de Representantes facilita que puedan ser transmitidos por televisión los interrogatorios a testigos del fraude del Presidente Trump, sin embargo, aunque el mundo pueda enumerar con facilidad múltiples razones por las cuales Trump no debiera culminar su mandato (violación de derechos humanos fuera de territorio estadounidense y en países soberanos, misoginia y el impulso de políticas xenofobias anti inmigrantes en sus fronteras), basta ver cómo se mueven las piezas en el tablero del juego e ilusión de democracia estadounidense.