Indolencia homicida | LA OPINIÓN DE GABI SANZ

  • hace 8 meses
Cuando con rostro apesadumbrado el alcalde de Murcia, el popular José Ballesta, se adelantaba el domingo a aventurar pisando los rescoldos que el pavoroso incendio en las discotecas La Fonda Milagros y Teatre se aclarará “caiga quien caiga”… bien sabía ya de qué estaba hablando: un local dividido en dos por la cara, con orden de cierre sin cumplir durante año y medio -la policía local informaba fin de semana si, fin de semana también, de su funcionamiento a todo gas-, propiedad de un viejo conocido de la rapiña, Juan Inglés Rojo, que en 2013 estuvo en la cárcel por usurero. El cóctel perfecto para una tragedia.

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