Alfonso Rojo: “Los debates de Sánchez, las gilipolleces del PSOE, fresas de Huelva y bobos alemanes”
  • hace 11 meses
Con Pedro Sánchez tenemos una ventaja: sabemos que diga lo que diga, siempre ha dicho antes lo contrario.
Y prometa lo que prometa, sea cinco o veinte veces como fue no pactar con los proetarras de Bildu o no meterse en la cama con Pablo Iglesias, lo incumplirá y a toda prisa.
Lo último es que quiere salir más en la tele que Belén Esteban.
El político que no contesta a los periodistas y no se atreve a pisar la calle sin recibir un vendaval de abucheos, propone ahora a Alberto Núñez Feijóo un debate televisado a la semana.
Seis de aquí al 23 de julio
Pocos me parecen.
Moncloa haría bien en reformular la idea y elevar la apuesta.
Quizá uno al día, o dos, de varias horas de duración, en ‘prime time’ y con emisión obligatoria para todas las cadenas, radios y periódicos
El tipo que cerró el Parlamento y pone las urnas en mitad de un puente de verano se agarra al clavo ardiente del plató y el maquillaje.
En 2019 se negaba a los cara a cara con Pablo Casado porque, según el, era un abuso antidemocrático, dejar fuera a Ciudadanos y a Podemos.
Hasta intentó incorporar a VOX, que no tenía representación parlamentaria, porque cuatro candidatos no le parecían bastante. En la Moncloa y en Ferraz han asumido por fin que el guaperas Sánchez tiene un problema serio de imagen, de credibilidad, a ojos de la ciudadanía.
No pueden esconder al tipo, porque resulta que es el candidato y quien manda en la empresa.
Tampoco pueden diluir su presencia, como alcaldes y barones socialistas proponían antes de las municipales y autonómicas del 28M.
Han fijado los comicios en plena canícula, a ver si la clase media, los autónomos, los pequeños empresarios y los profesionales liberales están en la tumbona y la derecha pierde votos; o si la peña se despista con el carajal del voto por correo.
Proponer un aluvión de debates es una acción desesperada, lanzada con la vana esperanza de salvarle el culo al tarambana, que se ha negado por sistema a atender a todo medio que no forme parte de la Brunete Pedrete.
La ocurrencia denota nerviosismo, debilidad, agobio y sobre todo frivolidad.
Sánchez es tan vanidoso que todavía no entiende porque los ‘ingratos’ españoles le gritan eso de ‘que te vote Txapote’ y no asume que cae fatal al personal.
Dicho esto, constatar que crece la indignación sobre la fecha elegida por este tramposo y que tenemos de ‘okupas’ en La Moncloa a una banda que juega contra España, como pone en evidencia el ‘fresazo'.
Sánchez y su inepta ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, fueron los primeros en alentar el boicot de una organización alemana, vinculada al Partido Socialista germano, contra la fresa de Huelva, acusando falsamente a los agricultores andaluces de poner en riesgo la supervivencia del Parque de Doñana.
El 23J, cuando vayan a votar sudando como pollos, no se olviden de las fresas y tampoco de que Sánchez les ha jodido las vacaciones.
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