Alfonso Rojo: “Ione Belarra e Irene Montero quieren ser cajeras de Mercadona o dependientas en Zara”
  • el año pasado
Al eminente Amancio Ortega, que pasa de esta patulea como de la mierda, le ha sucedido ahora como diana de los odios izquierdistas el señor Juan Roig, fundador y principal accionista de Mercadona.
De Roig, que da trabajo a 95.000 españoles, a los que abona su nómina mensualmente y concede todos los años un plus de beneficios, acaba de decir la ministra Ione Belarra que es un ‘capitalista despiadado’.
Todavía me acuerdo, porque fue a finales de 2021, cuando Amancio Ortega donó 280 millones de euros a la Sanidad Pública para comprar equipos contra el cáncer, que desde Podemos salieron diciendo que el dueño de Inditex no era un ‘filántropo’ sino un evasor fiscal y que lo único que pretendía era hacerse publicidad.
Supongo que ya saben que, desde que dejó de vender batas guateadas y repartir camisones con la furgoneta familiar, Ortega levantó un imperio textil que emplea a 165.000 personas en todo el mundo, el 75% mujeres.
A Ione Belarra, progre navarra muy afectuosa con los proetarras de Bildu, no se le conoce trabajo alguno, previo a su entrada en el faraónico equipo ministerial del socialista Sánchez.
A su colega Irene Montero, con la que comparte haber sido enchufada por Pablo Iglesias y que también es de las que insta a ‘parar los pies’ a tipos como Amancio o Roig, al menos se le atribuyen seis meses de cajera en un supermercado, lo que debería pesar positivamente en su curriculum, a la hora de conseguir empleo cuando las despeguemos y calculo que será a finales de año, de sus sillones ministeriales.
No estaría de más que Amancio Ortega o el propio Juan Roig, se olvidaran de los insultos y las afrentas y les echarán una mano, aunque no creo que les vaya a hacer falta.
Estás, como casi todos los mangantes, inútiles, truhanes, caraduras, tunantes y ‘comecuras’ que prosperan un tiempo en la política española, acabaran con un sueldazo de fantasía en alguna empresa del Ibex o en un organismo de relumbrón, de esos que pagamos con nuestros impuestos, para seguir dedicándose a cobrar y no hacer nada.
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