Alfonso Rojo: “Traidor es Sánchez, pero colaboran el capitalismo cobarde y un periodismo garbancero”

  • el año pasado
Junqueras y Otegi dan palmas con las orejas.
No es de extrañar el júbilo de golpistas y proetarras.
No se cortan un pelo y hasta se jactan de que lo único que falta es que Sánchez les abra del todo la puerta para convocar un referéndum separatista y de que ha cumplido su compromiso de mandar a todos los terroristas a sus casas antes de Navidad.
Por festejar, festejan también violadores, agresores sexuales y los grandes ladrones socialistas, que son multitud y que ven como les cepillan el Código Penal, para que no pisen la cárcel y sigan ricos.
Nunca en la Historia de España un presidente del Gobierno ha hecho tanto en tan poco tiempo en contra de la Patria.
¿Qué pasaría si, mañana, el Puigdemont de turno, sin necesidad de convocar un referéndum, proclamara unilateralmente la independencia de Cataluña?
No habría delito de sedición, tampoco de rebelión si no se ponen a pegar tiros, de modo que la pena sería nula.
Y si ejecutara la jugada usando dinero público y terminase en los juzgados, el facineroso tendría menos condena que el atribulado empresario autónomo que contrata de tapadillo a un ‘sin papeles’.
Lo más obsceno es que Sánchez perpetra esta ignominia para seguir durmiendo en La Moncloa y que los barones socialistas dicen amén, para seguir chupando del frasco.
La felonía del PSOE no tiene precedentes y nos exige a todos los que creemos en España y en la Democracia poner pie en pared.
No es tarea fácil, porque buena parte de los 47 millones de españoles parecen anestesiados, preocupados exclusivamente por la inflación y la crisis.
La mayoría de las cadenas de televisión, públicas y privadas, de los diarios impresos y de los tertulianos están al servicio de Sánchez, más por interés que por convicción, pero nosotros vamos a dar la batalla, a denunciar a los felones y a llamar a las cosas por su nombre.
Estamos ante un Golpe de Estado en toda regla. Y no sólo son culpables Sánchez, Vara, Page, Lambán, Patxi López, Margarita Robles, Marlaska y los políticos de esa ralea.
Lo son también la ciudadanía indolente, el capitalismo cobarde, el comunismo revanchista, el sindicalismo marisquero y un periodismo claudicante y garbancero.

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