Es el inicio del segundo semestre de 1947 y desde la floreciente zona de Polanco, el auto de los González Torres sale en busca de lo único que parece digerir el nuevo integrante de la familia. Los médicos han dicho: “ese niño no vivirá”, pero la joven madre, de nombre Margarita, no descansará hasta conseguir el milagro. Así se inicia la lucha de un hombre predestinado a transformar el sistema de salud en México.