Seguro que todos ustedes, incluso quienes fueran muy ‘balas’ en el Bachillerato, se acordarán de aquello de que ‘el orden de los factores no altera el producto’.
Era de lo primero que nos enseñaban en Matemáticas y se nos quedaba más grabado que las raíces cuadradas o los logaritmos.
Pues la regla, aportación del griego Euclides a la Aritmética, vale para la multiplicación, pero no para la Política.
Ya saben que en este chalaneo que se traen Feijóo y Sánchez sobre el Poder Judicial, el líder del PP acepta de salida renovar el Consejo General y el Tribunal Supremo, con la condición de que, después, en el plazo de seis meses, se modifique la forma en que se hacen los nombramientos y sean los jueces quienes elijan a los suyos.
Me parece un error de libro, del que Feijóo sólo puede emerger con cara de pardillo.
Una vez renovados los cargos judiciales a su gusto, el líder del PSOE se iba a acordar del compromiso de cambiar el sistema, lo mismo que se ha acordado de su promesa de no pactar nunca con los proetarras de Bildu o del de no abrazarse a los golpistas catalanes.
Frente a los incautos convencidos de que si Sánchez firma un acuerdo escrito, se verá obligado a cumplirlo, sostengo lo contrario y añado que no pagará un precio excesivo por no hacerlo, por mucho que Feijóo exhiba un papel en campaña.
Es mucho peor, frente al baqueteado electorado español, quedar de tonto y engañado, que de estafador consumado. Y a las pruebas me remito.
Feijóo ya se ha apuntado un buen tanto en este asunto y lo mejor para él y para España es que no se deje enredar y tenga claro que con Sánchez no se puede ir ni a misa.
Por cierto y volviendo a Sánchez.
Encaja mal el líder del PSOE los abucheos
Llegó algo más de un minuto más tarde que los Reyes al Desfile del 12 de Octubre, lo que además de una cobardía, es una grosería de tomo y lomo.
Se equivocan el ‘lechero’ Fortes, TVE, los tertulianos de plantilla, laSexta, la Cadena SER, El País y los progres si piensan que quienes gritaron a su jefe son ‘fachas’ que utilizan de forma recurrente la Fiesta Nacional para vituperar al Gobierno.
A Sánchez se le rechaza en la calle, porque abraza a los enemigos de España, miente más que habla y nos está llevando a la ruina.