Fools of Fate (Las locuras del destino) [1909]

  • hace 3 años
Fanny es la esposa de Ben Webster, un trampero, y aunque él es un esposo cariñoso y obediente, anhela algo mejor que lo que el destino la ha reservado. En verdad, ella no sabe exactamente lo que realmente desea, pero aún así un cambio en su vida habría sido aceptable. El descontento se estampa en su rostro, mientras Ben se despide de ella para un viaje de caza en los Bosques del Norte. Webster se embarca en su canoa, y tras un avistamiento, se prepara para disparar. La ligera embarcación vuelca arrojándolo al agua. Arrastrado por su pesadas ropas y su cartuchera se habría ahogado si no hubiera sido testigo de su difícil situación desde la costa Ed Hilton, un cazador canadiense. Hilton interviene y logra arrastrar al trampero medio ahogado hasta tierra, donde surge una fuerte amistad entre los dos y, al caer la noche, acampan y duermen bajo la misma manta. A la mañana siguiente se despiden con un voto de eterna amistad. Fanny va al supermercado del pueblo, y por casualidad conoce a Hilton, y es un caso de amor a primera vista entre ellos, cada uno, por supuesto, ignorante de la identidad del otro. Se planea una segunda reunión y Hilton, considerándola una chica soltera, sugiere una fuga, a la que ella da su consentimiento. Se planea el lugar de reunión. Fanny acude y se va con Hilton a su cabaña. Fanny, Ssn embargo, le ha dejado una nota a Ben diciéndole que "está cansada y se va". El corazón del pobre Webster casi se rompe al leer esta breve pero cortante carta. El dolor al principio lo posee, luego la venganza. Tomando su arma, comienza a seguir su pista. Encuentra un sendero con la ayuda de un par de aldeanos que habían presenciado, sin ser vistos, el encuentro clandestino de Fanny y el canadiense. Rastreándolos hasta la cabaña, irrumpe unos momentos después de su llegada. Uno se puede imaginar el asombro en ambos cuando Ben descubre que Hilton es el hombre, y este se entera de que la mujer es la esposa de Webster. Hilton demuestra su inocencia ordenando a Webster que le dispare; pero no, Ben no puede matar al hombre al que le debe la vida, por lo que se tambalea y se dirige a su propia casa. Hilton, por otro lado, ahuyenta a la desalmada Fanny. Ella se va, y por un tiempo está indecisa, cuando decide enfrentarse a su marido y pedirle perdón. Ha caído la noche cuando ella entra y la cabaña está a oscuras. Al ir a la habitación contigua toma la linterna, a la luz de la cual ve a su esposo sentado con la cabeza reclinada sobre la mesa. Ella asume que es debido a su dolor, pero al tocarlo, su forma inerte cae al suelo; ha terminado con su existencia. El impacto la hace retroceder y, al hacerlo, derriba la linterna y se apaga la luz. Allí, a la luz de la luna, la dejamos arrodillada junto al terrible resultado de su descontento. "¡Oh, tonta!"

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