Resurrection (Resurrección) [1909]

  • hace 3 años
El tema comienza con el regreso a casa del príncipe Dimitri. Conoce a la doncella Katusha, una chica campesina, y al instante queda encantada con su belleza. Joven, ingenua e inocente, tan bonita como una rosa, sin saberlo fascina al príncipe. Su porte noble también la impresiona a ella, y sus pequeñas atenciones la halagan, hasta que finalmente no puede resistir sus avances. A la pobre chica se le impone el destino habitual. Una alianza está fuera de discusión. La disparidad de sus origenes incluso lo prohíbe. y pronto el príncipe debe desecharla.

Cinco años después, descubrimos que Katusha, que ahora es un espectáculo repugnante, ha aprendido la amarga lección de la verdad eterna: "La paga del pecado es la muerte". La muerte del alma en todo caso. Ha descendido a las profundidades más bajas y es arrestada en una vulgar taberna rusa. Pasa junto al príncipe Dimitri cuando está siendo llevada al tribunal que ahora observa el terrible resultado de sus pecados. Él se arrepiente e intenta defender su causa ante el jurado, pero son insensibles y no prestan atención a los argumentos a favor ni en contra, y por la fuerza de la costumbre votan enviarla a Siberia. Ella es arrastrada al recinto de detención junto con un montón de otros pobres desgraciados que apenas se parecen a los seres humanos.

El príncipe arrepentido decide dar su vida para corregir el mal que ha hecho, y la visita allí con el fin de convertir su naturaleza ahora viciosa, entregándole una copia de la Biblia. Ella no lo reconoce al principio, pero cuando lo hace, se enfurece, golpeando su cuerpo y rostro con los puños y con el libro. Él la deja y ella se sienta malhumorada en el banco con el libro en su regazo. En breve pasa las páginas y sus ojos se posan en el pasaje (Juan 11:25), "Y Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá". En un instante todo su ser cambia. Hay esperanza para su salvación y sigue leyendo. Llegan los guardias y luego la vemos con los pobres desdichados caminando penosamente por las estepas nevadas hacia la meta de donde pocos regresan. Ella se convierte en un ángel ministrador, compartiendo sus escasas posesiones con ellos. El príncipe, mientras tanto, ha obtenido su perdón y se apresura a seguirla. Dándole el aviso de bienvenida, le ruega que regrese con él como esposa. Sin embargo, ella prefiere trabajar en su salvación ayudando a esas pobres almas para quienes la bondad es una bendición indescriptible y, despidiéndose de él, renuncia al mundo por el camino del deber, por eso la dejamos arrodillada en la nieve al pie del camino de la Santa Cruz.

Recomendada