Destruyendo mitos: Enrique VIII nunca tuvo sífilis, eso es un invento, portaba el antígeno Kell positivo|Científicos descartan y desmienten la leyenda de sífilis como una mentira infundada: No hay pruebas médicas ni evidencia|Historia Tudor|Audio latino

  • hace 3 años
En este video, un grupo de expertos en medicina Tudor, historiadores y biógrafos desmienten uno de los tantísimos mitos infundados que circulan en internet sobre Enrique VIII de Inglaterra: la sífilis. Nunca la tuvo, sus hijos tampoco, su familia menos. No hay evidencia alguna en su historial médico ni tampoco el de sus hijos, que está ampliamente documentado.

: La leyenda de la sífilis de Enrique VIII nació en el siglo XVII como una forma de propaganda católica, inventada por personas que ni siquiera habían vivido en su misma época. Gradualmente, a fuerza de repetición y gracias a la nunca confiable Wikipedia, esta leyenda urbana se propagó y muchas personas, que jamás han tocado un libro de historia, se la creen sin cuestionar. La sífilis era una enfermedad propagada principalmente en Francia e Italia, pero no en Inglaterra. Tenemos extensa evidencia del estado médico de Enrique (la salud del rey era asunto de estado) y no existe registro alguno de dicha enfermedad en el rey o sus cortesanos. Las muchas cepas de sífilis son bastante notorias, sus médicos se habrían dado cuenta, le habrían prescrito mercurio (creían que este elemento tóxico curaba la enfermedad, cosa que no hicieron) y sus hijos la habrían heredado (cosa que no ocurrió). Enrique tuvo muchos problemas de salud en su vejez (úlceras, diabetes, la herida en su pierna que le causó la muerte). Sin embargo no hay, en todo el historial médico de Enrique, evidencia histórica que pruebe que tuvo sífilis, a diferencia de su homólogo el rey Francisco I, que sí estaba infectado (y de él sí hay evidencia).

Los científicos encontraron una razón más plausible y realista para los problemas genéticos del rey que, a diferencia del mito de la sífilis, sí concuerda con los hechos y podría ser la causa definitiva de su incapacidad de producir hijos varones. Según un estudio realizado por las bioantropólogas Catrina Whitley y Kyra Kramer del Jornal of History de Cambridge, el patrón de embarazos de sus esposas y su deterioro mental sugieren que Enrique VIII tenía el síndrome de McLeod, una falla neurológica de algunos hombres que portan el antígeno sanguíneo Kell positivo, que ocasiona abortos en mujeres con antígeno Kell negativo y mortalidad neonatal. Este síndrome provoca trastornos nerviosos graduales, insensibilidad muscular y falta de comunicación del cerebro (Enrique era muy distraído, le hablabas de un tema pero perdía rápido el interés). Eso explica su transformación psicótica, de príncipe virtuoso, generoso e inteligente a tirano absoluto y la afición por la decapitación que lo acompañó en su etapa adulta. Esa sería la explicación de por qué sus esposas y amantes sólo podían procrear un hijo sano, pero cuando lo intentaban de nuevo los anticuerpos atacaban al feto y los bebés morían antes de nacer o a los pocos días.

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