Madrid ante su espejo: sin turismo pero con una fuerte red vecinal

  • hace 4 años
Madrid, 24 may (EFE).- (Imágenes: Macarena Soto) Estos días Madrid no parece Madrid. La ciudad que nunca duerme pareciera anclada en una inaudita somnolencia en la que comerciantes y vecinos no quieren continuar.
La capital española inicia mañana, lunes, la fase 1 en la reapertura tras el confinamiento por el coronavirus, en la que los míticos bares madrileños podrán abrir sus puertas aunque muchos de ellos asumen que no lo harán por rentabilidad.
"Se abre para dar el servicio y no dejar al cliente tirado, pero no para hacer un gran negocio" dicen unos; otros se entregan al apoyo ciudadano: "Los turistas han desaparecido, pero los vecinos se están volcando".
Mientras los ciudadanos se preparan para el esperado primer paso en la vuelta a la normalidad, comercios, hostelería y servicios se afanan hoy por tener todo listo para mañana.
A los madrileños y a los que viven en la multicultural Madrid les gustan el sol, las terrazas y las fiestas populares, pero la llegada de la pandemia acabó con todo eso menos con el calor que ya empieza a azuzar esta primavera.
A estas alturas, Madrid estaría lleno de turistas, cuyas visitas suponen el 6,5 % del PIB de la región y en lo que va de año se redujeron en un 62,04 % respecto a 2019 según datos del Ayuntamiento.
En mayo de 2019, 962.000 visitantes disfrutaron del buen tiempo, la oferta cultural y comercial de Madrid, pero hasta hoy sigue reinando el silencio y la calma.
Los museos más visitados, como el Prado, el Thyssen Bornemisza o el Reina Sofía, que acogen las obras de Velazquez, Goya o El Guernica de Picasso, no abrirán este lunes, pese a que el plan de desescalada del Gobierno español lo permite. Todo apunta a que su apertura se realizará a principios de junio y lo harán con un 30 por ciento de su aforo.
A unas calles de los museos, Julián Carranza regenta El Florista: "Tradicionalmente este ha sido un barrio en el que conviven turistas con vecinos, pero los turistas han desaparecido". Pese a ello, los vecinos no tardaron en salir a ayudar a sus comerciantes: "estamos supliendo la ausencia de turistas con la gente que vive en el barrio de toda la vida".
LOS VECINOS AL RESCATE DEL COMERCIO
En una ciudad de casi cuatro millones de habitantes, las relaciones humanas son más frías que en poblaciones menores. Aún así, una de las consecuencias de esta pandemia fue la creación de un tejido vecinal en el que germinaron bancos de alimentos barriales o redes de cuidados que ahora se movilizan para ayudar al pequeño comercio.
"Hoy estamos más flojos pero ayer había cola para llevarse flores", cuenta ilusionado Julián, quien recuerda cuando solo podían hacer encargos a domicilio, en gran parte para personas que habían superado la COVID-19: "se emocionaban ellos y nosotros, también han pasado cosas buenas".
A Oliver Jiménez la pandemia le pilló en medio del traslado de su negocio a otro local. Su tienda de ropa, Pinpilinpauxa, junto a la floristería, aún está poniéndose a punto.
"El turismo era lo que n

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