Mis padres me odian y aman a mi amiga. ¡Ella vive con ellos!

  • hace 4 años
¡Nuevas historias animadas de 2019 que sucedieron de verdad!

Hola. Me llamo Bárbara y tengo diecisiete años. Ahora, cuando me pongo a pensar, ¡entiendo lo extraña que es mi historia! Se trata de mí y de mi mejor amiga Sabrina, que resultó ser... bueno, solo escucha.

Conocí a Sabrina en la escuela hace un año. Yo tenía algunos problemas con mi rendimiento académico y para añadir algunos puntos adicionales a mi promedio general, me inscribí en un curso optativo de psicología. Honestamente, pensaba que las únicas personas que estudiaban psicología en la escuela eran los bichos raros y los nerds, pero resultó que no era algo tan malo, había bastantes bichos raros y nerds allí, pero la profesora lo hacía interesante y hasta era un poco graciosa, además conocí a una chica genial durante mi segunda clase. Ella era Sabrina, como ya habrás adivinado.

No había visto a Sabrina antes en nuestra escuela. Ella empezó a estudiar aquí hace poco. La trasladaron aquí no porque se mudara, ya que su casa estaba bastante lejos, en una zona que no era muy próspera, sino porque tenía buenas calificaciones que le permitieron transferirse a nuestra escuela. Al mismo tiempo, ¡Sabrina no lucía para nada como una nerd! Asimismo era tranquila, callada, y tenía el hábito de sonreír solo con los labios. Bueno, para resumir, me agradó Sabrina de inmediato.

Por alguna razón, no hice amigos íntimos en la preparatoria, así que Sabrina llenó rápidamente este lugar. Y, como dije, ella vivía lejos de la escuela y, como le tomaba mucho tiempo llegar, a menudo pasaba la noche en mi casa. ¡A mis padres no les importaba en lo absoluto! Les agradaba mi amiga, y a Sabrina, a su vez, le caían bien mucho mis padres. Bueno, ¿sabes? cuando salí de la sala de estar para hablar por teléfono, y dejé a Sabrina tomando té con mis padres, ella no me echó una de esas miradas, pidiéndome en silencio que la rescatara de mis padres, en verdad parecía que disfrutaba hablar con ellos. Y nunca me importó de lo que hablaban... bueno, tal vez debí importarme.

Honestamente, incluso traté de explotar el hecho de que a mis padres les agradaba tanto mi amiga, enviaba a Sabrina para que les transmitiera, bueno, la información correcta. Hace un tiempo conocí a un chico llamado Mitch. ¡Él era tan genial! Ya tenía dieciocho años, era miembro de un club de motociclistas local y estaba enajenado con su hobby. Rápidamente entendí que si quería estar con Mitch, t

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