Me quedaba un año de vida e hice muchas cosas malas

  • hace 5 años
¡Nuevas historias animadas de 2019 que sucedieron de verdad!

¡Hola a todos! Me llamo Gianna, y creo que a veces todos quieren conocer su futuro: en qué se convertirán, cuánto dinero ganarán, cuándo van a fallecer… Suena imposible, pero muy interesante, ¿verdad? Bueno, mi experiencia me ha demostrado que no es para nada deseable.

Yo solo era una chica de quince años, llena de ambiciones, planes y grandes expectativas. Tenía una familia amorosa, amigos y un novio. ¿Qué más podría pedir una persona? Pero, por alguna razón, mi vida tuvo que destruirse. Comenzó con unos simples dolores de cabeza, pero no les presté atención. Después me sorprendí al notar que siempre estaba agotada cuando me despertaba por las mañanas. Una vez más, supuse que se debía a mi agenda apretada.

En una ocasión, mientras salía con mis amigas, perdí el conocimiento repentinamente y… me desperté en una camilla. Todo estaba borroso. Vi las caras de terror de mis amigas y oí las voces de los doctores diciendo mi nombre. Finalmente recuperé la lucidez en el hospital. Tenía el dolor de cabeza más horrible de mi vida. Mi mamá, mi papá y mi hermano mayor estaban conmigo. Les pregunté qué había sucedido, y mamá dijo que había habido un accidente. Me había desmayado. Me caí sobre el pavimento y me golpeé severamente la cabeza. Mis amigos llamaron a una ambulancia, pero no había nada de qué preocuparse. Los doctores prometieron que regresaría pronto a casa, en cuanto tuvieran los resultados de mi tomografía de cabeza.
Pero yo quería salir de ese lugar lo antes posible, ¡los doctores y los hospitales me aterran!

A la mañana siguiente me sentía mucho mejor. Estaba empacando cuando, de pronto, los doctores y mis padres entraron a la habitación. Mamá estaba pálida, y papá miraba hacia abajo. El doctor estaba sonriente y era amable conmigo. Hizo algunas bromas, pero parecía a punto de contarme algo serio. Sentí que todas sus payasadas eran señal de que había algo negativo detrás. De pronto dijo esas palabras que quedarían dando vueltas una y otra vez en mi cabeza: tumor cerebral inoperable, grado cuatro. Nadie podía decir con cereza cuánto tiempo me quedaba. ¿Una semana? ¿Un mes? El doctor dijo que una opción era la quimioterapia, pero que tampoco me daría mucho más tiempo. Lo único que podía hacer era prescribirme toneladas de analgésicos para ayudarme a soportar los terribles dolores de cabeza y las molestias que comenzar?

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