Mi papá salió de prisión y ya no lo reconozco

  • hace 5 años
¡Hola chicos! Soy Dylan, y tengo 13 años. Desde que tengo memoria he vivido con mi madre, y se llevaron a mi padre antes de yo comenzara a ir a la escuela. Pero todo cambió cuando él finalmente salió de la cárcel.

Mamá y yo fuimos a la estación para recoger a mi papá. El tren llegó y la gente comenzó a bajar. Mientras intentaba adivinar cuál de esas personas era mi padre, un hombre grande y alto se acercó, se inclinó hacia mí y me dijo: "Oye, Dylan, ya olvidé cómo te veías, hijo", y me abrazó con fuerza. Besó a mi mamá y nos fuimos al carro. Durante todo el camino no pude dejar de mirarlo. Se veía exactamente como lo había imaginado: un padre grande y fuerte, que sería un ejemplo para mí y podría enseñarme todo.

Los buenos días por fin habían llegado. Caminamos, conversamos, nos divertimos y recuperamos el tiempo perdido. Le mostré fotos, le conté sobre la escuela y mis amigos. Escuchó con entusiasmo y me preguntó sobre todo. ¡Estaba tan feliz ahora que había recuperado a mi padre!

Papá comenzó a buscar trabajo y solía ir a entrevistas con bastante frecuencia. Pero siempre regresaba a casa triste, ya que lo rechazaban por sus antecedentes penales. En una ocasión escuché lo enojado que estaba después de otro rechazo: "Me redimí a mí mismo”, dijo, “¡Tengo derecho a vivir una vida normal!". Mamá también estaba molesta porque eso significaba que ella tenía que ganar dinero para todos nosotros.

Pronto, mi papá abandonó la búsqueda, y eso molestó mucho a mi madre. A veces los escuchaba peleando, pero delante de mí fingían que todo estaba bien. La situación en la casa comenzó a ponerse tensa. Para animarme, mi papá a menudo me llevaba a un café o al cine y me daba dinero de su bolsillo. Una vez le dije: "Papá, si tienes problemas para encontrar un trabajo, ¿cómo puedes permitirte estas cosas?". Él me sonrió y me dijo: "Dylan, querido, siempre encontraré la manera de hacerte feliz". Cuando dijo esas palabras me sentí tan cálido y cómodo que instantáneamente olvidé todos nuestros problemas y creí que todo estaría bien. Pero nada cambió, sin importar cuánto intenté creer que lo haría, y mi mamá y mi papá continuaron discutiendo.

Una noche quise bajar a la cocina para buscar agua y noté que la luz ya estaba encendida. En la planta baja vi a mi papá susurrándole a un hombre desconocido. Este extraño tenía manos enormes y fuertes. Él me inspiró miedo con solo una mirada. Se fijó en mí y sonrió: "¡Wow! ¿Es este tu Dylan? ¿Por qué no nos llevamos a este luchador? Es lo suficientemente pequeño, podría ser útil", y se rio terriblemente. Papá lo silenció: "¡Shhh!". Me envió a mi habitación: "Ve a la cama, Dylan, tienes que levantarte e ir a la escuela pronto". Me quedé dormido tratando de averiguar quién era ese extraño y qué estaba haciendo en nuestra casa por la noche.

Por la mañana desayunamos como siempre, pero la curiosidad estaba matándome, así

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