Mi papá estaba perdiendo la cabeza y no me di cuenta

  • hace 5 años
¡Hola, todos! Me llamo Liam y tengo 16 años. No es ningún secreto lo difícil que es tratar con tu familia a veces. Pero todos parecemos olvidar que nada dura para siempre. Y no soy exactamente un caso especial.

Mi familia es muy pequeña ahora, solo mi padre y yo. Perdí a mi madre hace un par de años. Mi papá era escritor. Y como cualquier persona artística, era un poco raro. Mucha gente decía que era agresivamente anticuado. Nunca aceptó ninguna tecnología moderna, como teléfonos, computadoras, internet y no tenía la menor idea de cómo usarlos. ¡Hasta escribía sus historias en una máquina de escribir! Cuando mi madre estaba viva, lograba mantener la rareza de mi padre bajo control. Ella amaba mucho a mi padre y yo no podía entender por qué. Siempre me avergoncé de él y de sus extrañas ideas y comportamiento. Y nunca leí sus historias, porque estaba casi seguro de que serían locas. Y después de que mi madre falleció, todo se volvió realmente loco.
Mi papá estaba mal y desconsolado. No sabía cómo vivir su vida sin mi madre. ¡Estaba absolutamente indefenso! Nuestra vida se convirtió en un completo caos. Cuando llegaba a casa de la escuela, siempre encontraba platos sucios o rotos en el suelo, pilas de basura y el refrigerador o el grifo abierto. No solo era molesto limpiar esas cosas, se estaba volviendo realmente peligroso. Hablé con mi papá un millón de veces, diciéndole que tenía que encontrar un trabajo normal y estar con gente normal, y además teníamos que comer, pero él siempre decía: "¡He escrito una historia increíble! ¡Esta vez lo lograremos! ¡Tienes mi palabra!". Pero nunca sucedió. Verás, mi padre no tuvo mucho éxito como escritor, y mi madre tuvo que trabajar por dos para mantener a nuestra familia, y nunca se había quejado de eso.

Un día, volví de la escuela y vi a una multitud de personas y un camión de bomberos cerca de nuestra casa. Mi padre estaba corriendo nerviosamente de un lado a otro, gritándole a los bomberos. Resultó que había dejado la estufa encendida, y los vecinos olieron el humo y llamaron al departamento de bomberos. Afortunadamente, no hubo mucho daño, pero ya no teníamos estufa. Esta fue la gota que derramó el vaso. Estaba tan enojado con mi papá que finalmente le dije todo lo que pensaba. Le dije que estaba actuando como un bebé y que ya era hora de que creciera. Lo puse frente a la computadora y comenzamos a buscar trabajo para él. No había muchas opciones, porque mi padre no tenía habilidades, además de usar una máquina de escribir. Fue una pesadilla. Siguió fallando una entrevista tras otra, pero cada vez me echaba una mirada culpable y me decía: "Lo siento mucho, hijo. Lo intentaré de nuevo". Yo estaba desesperado.

Una noche regresó a casa más feliz de lo que jamás lo había visto. Dijo que había conseguido un trabajo en la biblioteca. ¡Finalmente había tenido éxito! Pero se acabó antes de que yo siquiera pudiera dejar escapar un sus

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