Planeé una horrible venganza contra unos ladrones

  • hace 5 años
¡Hola! Me llamo Jack, y mi historia es una montaña rusa emocional acerca de cómo tendí una trampa a unos piratas del porche, también conocidos como ladrones de paquetes. En caso de que tengas suerte y nunca hayas oído hablar de ellos, te explicaré lo que son.

Cuando un paquete es entregado y no hay nadie en casa, el repartidor suele dejarlo en tu puerta, para que puedas encontrarlo al regresar a casa. Los piratas del porche son los criminales que roban esos paquetes, y no hay nada que puedas hacer al respecto.
Como este tipo de crimen se ha vuelto muy frecuente en los últimos años, sabía que nuestra familia sería víctima de ellos tarde o temprano. Mi mamá tiene un pequeño taller en casa donde hace ropa por encargo. Es un pasatiempo que tiene, y le está yendo bastante bien: algunas de sus creaciones son vendidas por cantidades increíbles en eBay.

En fin, ella suele ordenar constantemente todo tipo de telas y otros materiales por internet, y los paquetes llegan a la mañana, cuando no hay nadie en casa.

Nunca había sido un problema, los paquetes nos esperaban apilados en el porche de la puerta de casa. Pero todo cambió el último verano. Uno de los paquetes estaba demorando demasiado en ser entregado, así que mi mamá contactó a la empresa de repartos; le respondieron que ya había sido entregado unos días atrás. Papá revisó las cámaras de seguridad y descubrió que un hombre misterioso se había llevado nuestras cosas. Fue una sensación terrible: alguien nos había robado en la puerta de nuestro hogar, el lugar que siempre sentí como el más seguro. Al día siguiente papá llamó a la policía, pero dijeron que desafortunadamente, dada la poca seriedad del incidente y la falta de evidencia concreta, no podían hacer demasiado o investigar mucho más.

Mis padres dijeron que no nos quedaba otra opción más que olvidarnos del asunto y esperar que no volviera a ocurrir. Sin embargo, yo veía las cosas de otra manera. Estaba decidido a castigar al ladrón. Eran las vacaciones de verano, así que tenía mucho tiempo para dedicarme a la justicia. Ese mismo día me retiré a mi búnker de ideas, también conocido como mi cuarto, y comencé a idear un plan para vengarme de ese criminal

desvergonzado. Lo primero que se me ocurrió fue colocar una caja grande como carnada en el porche. Yo me escondería adentro usando una máscara de King Kong y, en cuanto sintiera que alguien intentaba llevársela, saltaría emitiendo un gruñido terrorífico, lo que haría que los ladrones huyan llenos de pánico. Al principio la idea me parecía excelente, pero luego me di cuenta de que no había manera de saber cuánto tiempo tendría que esperar dentro de la caja. Además, la idea de enfrentar a un criminal en persona me asustaba un poco, así que descarté la idea. Luego se me ocurrió que sería mejor colocar un cubo de pintura debajo del techo del porche y atarlo al paquete con una soga. Si un pirata movía la caja, el cubo lo ba