Fui destruida por comentarios en Internet

  • hace 5 años
Ella es Brenda, y hasta hace poco nunca creyó que podría terminar en una situación como la que va a describir. Odia los conflictos, siempre ha intentado causarles pocos problemas a los demás. Pero en una ocasión se convirtió en víctima de ciberacoso, y fue una pesadilla.

Todo comenzó en la escuela, durante el receso del almuerzo, mientras Brenda conversaba con uno de sus compañeros. Iban a la misma clase de sociología. Resultó ser bastante inteligente, y tenían intereses en común, así que fue una conversación agradable. Era una nueva emoción para Brenda, normalmente es la persona más callada en la clase. No crean que ella estaba enamorada de él o algo así, solo le parecía un buen chico. Después del receso regresaron a la clase y todo acabó. O eso pensó.

Hacia el final del día, se le acercó la novia del chico, que se llamaba Liz, y sus amigas. Arrinconaron a Brenda, y Liz comenzó a gritarle que intentaba robarle el novio. Ella odiaba las confrontaciones y estaba muy asustada, le parecían acusaciones muy absurdas. “Mira”, dijo, “No tengo intenciones de robarte a tu novio. ¡Ni siquiera me gusta!”. Eso la irritó aún más, parecía que la situación iba a salirse de control. Brenda intentó calmarla un poco y agregó “Por más que me gustara, obviamente no le gusto, ¿verdad?”. Eso fue un error. Liz se puso furiosa y le dijo que le convenía no volver a acercarse a él, o si no… No especificó qué ocurriría si no lo hacía. Después de eso la dejó en paz.

Brenda estaba exhausta, los conflictos la cansan mucho. Pero todo parecía haber terminado, así que regresó a su casa aliviada. Decidió revisar sus cuentas en redes sociales: por más que sea tímida en la vida real, puede superarlo cuando está en Internet. Allí tiene muchos contactos, amigos y seguidores, y le gusta conversar con ellos. Un par de horas después, ocurrió algo extraño. Comenzó a recibir muchos comentarios desagradables de cuentas creadas recientemente. Escribían en sus imágenes y sus publicaciones, le ponían apodos hirientes y la llamaban gorda, fea y estúpida.

Brenda bloqueó todas las cuentas. Por más que eran anónimas, no fue difícil imaginar de quién se trataba: Liz era la única persona con la que tenía conflictos.

Pero claro, eso no resolvió nada. Aparecían nuevas cuentas listas para insultarla. Liz incitaba a sus amigas a hacer lo mismo. Brenda tuvo que marcar todos sus perfiles como privados. Y así terminó todo por esa noche. Al día siguiente vio a Liz, que no daba señales de estar involucrada en todo eso. Brenda tuvo que enfrentarla y preguntarle qué creía que estaba haciendo. Ella se mostró sorprendida y le dijo que no tenía idea de lo que estaba hablando. ¡Qué falsa! Pero Brenda no tenía pruebas. Sin embargo, supuso que al hacer sus cuentas privadas había solucionado el problema. Sí, cómo no.

Cuando llegó a su casa, descubrió que sus amigos habían recibido mensajes horribles sobre ell

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