Tan cerca como Capa, García Vilanova capta el intenso rostro de la guerra

  • hace 5 años
Madrid, 7 may (EFE). (Imágenes: Alfonso Buluz) - Tan cerca como Capa, García Vilanova capta el intenso rostro de la guerra
Cuando le preguntas a Ricardo García Vilanova si no está más cerca incluso de lo que decía Robert Capa, se ríe. Pero es esa proximidad la que le permite mostrar la mirada de sus retratados con una intensidad que pocos alcanzan.
Lo hace sin importar el caos de las explosiones de bombas, los disparos o el llanto desconsolado de sus retratados; tampoco falta la diversidad de escenas dentro de las composiciones.
Ese es el caso de la imagen de la familia que abandona la cercada ciudad libia de Sirte en 2016 donde los ojos de una mujer, lo único que de ella asoma, atrapan al lector que se siente observado.
Al tiempo, la niña que va sentada con ella mira petrificada en la instantánea a los milicianos de un puesto de control que aparecen reflejados en la ventanilla del vehículo.
Y en esa misma foto, magistral, aún puede adivinarse a través del cristal por qué la mano del conductor no suelta la palanca de cambios.
Es el último resorte por si hay que escapar de un acelerón.
En entrevista con Efe con motivo de la presentación de su libro "Fade to black" ("Fundido a negro", Blume) Ricardo, como todo el mundo le llama, recuerda que igual que para el famoso fotoperiodista húngaro es imprescindible ganarse "el respeto, el acceso y el privilegio de estar ahí".
Por eso -puntualiza- "las fotografías se tienen que hacer cerca".
Piensa que así "compartes lo que a ellos les pasa".
Ahí reside su clave: "El resultado es mucho más intenso".
Brutal podría decirse.
Y si, muchas de las imágenes son de una extrema crueldad, aunque es el fotorreportero Gervasio Sánchez, prologuista de esta obra, quien subraya la extrema brutalidad del Estado Islámico, banda que tilda de las más sanguinarias de conflictos y dictaduras modernas.
Ocho años y varios meses de cautiverio le han permitido a Garcia Vilanova comprobar que la revolución les fue robada a los sirios por intereses ajenos y que el Califato Islámico, -proclamado en Mosul el 29 de junio de 2014 por Abu Bakr al Bagdadi-, aún derrotado territorialmente, sigue siendo una amenaza para todos.
En su opinión, la propaganda del Estado islámico es una de sus "mejores herramientas para cautivar a sus acólitos" aunque tensa el gesto al recordar que algunos, como sus captores, se olvidaron de sus principios que tan presuntuosamente habían jurado defender.
Huyeron al ver la caída del califato.
Con cierta incredulidad también rememora como en 2011 "creímos con entusiasmo que (la llamada "Primavera árabe") iba a contagiar a todos los países" en la región.
"Fue horroroso ver como el conflicto se transforma en un conflicto sectario", expone apesadumbrado al recordar el medio millón de personas que ha perdido la vida.
Y es que, al final fueron los que contaron con mayor capacidad logística y armamentística los que se impusieron sobre el terreno "para plantar al régimen de Bachar al Asar"; no otros -acla

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