Una caza de brujas entre pantallas

  • hace 5 años
Dublín, 5 may (EFE). (Imagen: Nacho Martín).- Una caza de brujas a contrarreloj contra el discurso de odio y los perfiles falsos se desarrolla en el centro de datos que Facebook apostó en Dublín, hace ya unos años. En un ambiente colorido y juvenil, plagado por frases de inspiración, discurre una de las labores más difíciles para la red.
El espacio es abierto y muy ameno, y recibe a un escogido grupo de periodistas invitados a visitarlo para conocer el modus operandi del equipo de ingenieros y especialistas dedicado a monitorizar el contenido político de la red que pudiese interferir en las elecciones venideras, así como eliminarlo si fuera pertinente.
Se suceden murales decorados con logos interactivos, pizarras gigantes firmadas de arriba a abajo, e incluso una Minnie Mouse de cartón indica a los perdidos las zonas "no accesibles para visitantes".
Una sala acristalada, atestada de pantallas de todos los tamaños, alberga a cuarenta personas que buscan perturbaciones en esa arena digital: mensajes señalados que no cumplen con las políticas públicas de la red social más extensa del mundo.
En los monitores predominan gráficos que podrían pasar por electrocardiogramas y que recogen en tiempo real patrones de conversación sobre asuntos mayoritariamente políticos.
Parecen registrar los mismos parámetros: cómo se acelerará el corazón de los gestores de contenidos de Facebook cuando observan que la línea azul que representa la conversación en la red social se dispara repentinamente hacia arriba.
"Riesgo inminente". Es lo que significa esa alteración en las pantallas, pero también las palabras que se leen en uno de los carteles dispersos por la habitación indicando la zona con más tendencia a revolucionarse cuando se produce esa señal de alerta.
Otros avisan de los espacios en los que se trata contenido de WhatsApp, de Instagram, o quien de los asistentes lidia con el mercado de datos de Francia o de Italia.
Los trabajadores presentes apenas separan la mirada de los monitores, concentrados en la vital tarea de que un vídeo o una imagen concreta no de más vueltas de las necesarias y, pese a ello, en las pantallas de todos se observan publicaciones idénticas.
"Es por una cuestión de seguridad", apunta una de las acompañantes asignadas a los grupos de prensa que han acudido con todo su arsenal multimedia, para llevarse todo grabado.
La imagen se ha quedado congelada durante el período en el que los medios de comunicación discurren por la sala haciendo preguntas en una lista de posts entre los que figura una felicitación del Partido Socialista Europeo a su homólogo en España, dada su reciente victoria en las elecciones generales.
A raíz de comentar esta casualidad cuando Efe esté presente en la sala, una de las empleadas se da la vuelta en su silla: "¿A qué medio pertenecéis?", pregunta en español. Quizás con un pequeño toque de nostalgia por la lejanía con su país de origen.
La intención es que empleados procedentes de España puedan hablar de su

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