Sucede en muchos casos de violencia machista. Aunque a ojos de los demás, la agresión sea evidente, la mujer se niega a presentar denuncia. El temor a la reacción del agresor, un miedo insuperable, o la dependencia emocional, paraliza a las mujeres. En el caso de la agresión de Lugo, que se produjo frente a una comisaría, los propios agentes han denunciado de oficio y el agresor está en prisión provisional a la espera de juicio rápido.
-Redacción-
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