El Gobierno de Francisco Camps está otra vez bajo sospecha. En la caja fija de la Generalitat valenciana había una partida legal destinada a gastos del día a día que algunos altos cargos podrían haber utilizado para gastos privados. Por ejemplo: en encargar una comida a domicilio a una de las mejores marisquerías de Valencia, con su ensalada de bogavante, su merluza de pincho y su generosa ración de calamares. En total 216,86 euros que se pagaron con un billete de 500. Salió de la caja fija de la Consejería de Urbanismo y Medio Ambiente que dirigía Juan Cotino. Es del 29 de abril de 2010, cuando la crisis llevaba tiempo azotando a la Comunidad Valenciana. La ordenó Cristina Serrano, que era la segunda de Cotino en la Consellería. La fichó Rafael Blasco, el exconseller consenado a 8 años de cárcel por desviar ayudas que estaban destinadas al tercer mundo. Otras facturas pagadas con dinero público incluyen carreras de taxi de 100 euros y comidas y estancias de hotel que superan con mucho los mil. Los gastos eran legales y estaban supervisados por funcionarios, esgrime el gobierno de Alberto Fabra. Pero la Generalitat tiene orden expresa de la justicia de publicar los gastos de las cajas fijas. Por ahora, retrasan el momento.