Cerveza en mano.  Camiseta festivalera. Y gritos, muchos gritos. Es el primer paso para llegar a Wacken. Un "tren del metal" con parada en el festival de heavy más grande del mundo. Y desde que pones un pie en este idílico pueblo alemán ya toca hacer cola... A la entrada del supermercado o del camping.  Aquí, no hay hoteles, y los festivaleros tienen que dormir al raso, aunque para muchos eso es lo de menos. Genial también para el pueblo que multiplica su población en sólo 3 días. De 1.800 habitantes a 75 mil.  Oportunidad ideal para los emprendedores. Wacken ha doblado además su oferta de comida y bebida durante estos días. También su seguridad, con 750 auxiliares médicos dispuestos a atender todo tipo de contratiempos desde roturas, hasta consumo de alcohol. Más de 120 bandas ponen banda sonora a la meca del heavy durante este fin de semana. No, esto no es heavy, pero la fiesta ya ha empezado y lo mejor, está por llegar.