En Filipinas son tantos los muertos que tienen que ser trasladados en camiones. Fallecieron al ser arrastrados por las aguas del tifón Haiyán. No tienen identificación así que  son enterrados en fosas comunes para evitar la propagación de enfermedades. La escena se repite en este cementerio de Tacloban, una de las localidades más afectadas por el paso del supertifón que devastó  el centro de Filipinas el pasado 8 de noviembre.Los últimos datos facilitados por la ONU elevan a 4.460 los muertos.  12 millones de afectados y 920.000 desplazados. Cifras que, advierten, todavía pueden aumentar.