El Alcázar Sevilla abre a público el semisótano del palacio que da acceso a jardín

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Sevilla, 26 sep (EFE).- El Alcázar de Sevilla abrirá al público un nuevo espacio que el sábado recibirá los primeros visitantes, el semisótano abovedado en el que se cimentó en el siglo XIV el palacio del rey Don Pedro I, testigo de la transformación que supuso en el siglo XVI la incorporación de los primeros jardines al recinto.
Una necesidad arquitectónica fue su origen pues, según explica a Efe el director del proyecto arquitectónico para su recuperación, Francisco Reina, cuando Pedro I ordenó edificar su palacio, traspasando la muralla del que anteriormente ocuparon almorávides y almohades, el terreno fuera de ésta tenía una cota más baja.
Para salvar el desnivel, se construyó una cámara de 280 metros cuadrados formado por una sala central con cuatro bóvedas mudéjares y el resto con dos bóvedas, que además aislaba el palacio de la humedad en un suelo donde el nivel freático está muy cerca (ya que se asienta próximo al trazado natural del río Guadalquivir).
Inicialmente, ese semisótano se usó como almacén y bodegas aunque poco a poco fue cayendo en desuso y abandono, pero en el siglo XVI el Alcázar experimentó una gran transformación bajo el reinado de Felipe II cuando se construyeron los primeros jardines -hoy llamados renacentistas- en terrenos que, según Reina, "probablemente hasta entonces serían huertas y solares malolientes".
De dar la espalda a esos espacios y protegerse de los posibles malos olores con estrechos respiraderos, el Alcázar pasó a abrirse a los nuevos jardines con la construcción de la galería Lorenzo de Oviedo, que transformó las fachadas traseras de los palacios mudéjar y gótico.
Fue entonces cuando los arquitectos del momento pensaron en aprovechar el semisótano abandonado para comunicar la zona noble del palacio con los jardines, creando un espacio de ocio de forma que los estrechos respiraderos laterales se convirtieron en amplios ventanales con acceso a los jardines y bancos donde resguardarse del sol en verano o de la lluvia en invierno.
Reina destaca que la visita al semisótano permite visualizar esa transformación porque se conserva uno de los respiraderos originales junto al resto transformado, en los que se han instalado cristales abatibles y a través de los cuáles el público entrará y saldrá desde el jardín.
Han sido necesarios tres años de labores de limpieza y recuperación a cargo tanto de Reina como del arqueólogo del Alcázar Miguel Ángel Tabales y su equipo, ya que en los siglos XVIII y XIX el semisótano volvió a convertirse en un almacén para los escombros de la reforma del palacio principal, y en el siglo XX fue usado como espacio de servicio del Alcázar hasta caer de nuevo en el abandono.
Los muros permiten ver el revestimiento que tenía en el siglo XVI -se desconoce si antes tuvo otro porque fue picado y tras el renacentista aparece el ladrillo visto- e incluso una parte de la muralla aprovechada en la construcción.
También, aunque se ha colocado una tarima, en los laterales se han dejado hueco