Marqués de Riscal defiende la calidad frente a las "modas" del vino

  • hace 6 años
Elciego (Álava), 10 dic (EFE) (Imagen de Eduardo Palacios).- Herederos Marqués de Riscal, una de las bodegas centenarias de Rioja y avalada por una trayectoria de más de un siglo, defiende la calidad en el cultivo de la viña y en la elaboración como método para no sucumbir a las "modas" del mundo del vino.
Esta bodega, un auténtico "chateau" ubicado en Elciego (Álava), puede presumir de conservar más de 150 cosechas de vino en su subsuelo y de haber conservado la tradición y a la vez ser una de las precursoras en Rioja de nuevos conceptos, avances tecnológicos y fórmulas innovadoras en enoturismo.
Para mostrar todo eso, en los últimos meses se ha marcado el objetivo de llevar a su bodega a algunos de los sumilleres más prestigiosos de España y ofrecerles un verdadero tesoro: catar vinos de añadas históricas, algunas de finales del siglo XIX.
Todo ello con el enólogo Francisco Hurtado de Amézaga como maestro de ceremonias y narrador, porque, al fin y al cabo, él forma parte de la historia de Marqués de Riscal por sus lazos familiares.
De hecho, Camilo Hurtado de Amézaga, uno de sus antepasados, fue el fundador de las bodegas a mediados del siglo XIX, dentro de un proyecto que buscaba trasladar el concepto vinícola de Medoc francés a La Rioja Alavesa.
La actual bodega, presidida por el moderno hotel que diseñó Frank Gery, es heredera de esa tradición y a pesar de sus innovaciones -como el primer ordenador del mundo que selecciona la uva grano a grano- preconiza la tradición por todos sus costados.
Eso es lo que han comprobado, entre otros, el director del Hotel Ritz de Madrid, Cristian Tavelli, el director de la empresa Lavinia, Juan Manuel Bellver, la directora del grupo de restauración Cañadio Teresa Monteloiva, o Carlos Echapresto, último premio nacional de gastronomía en la categoría de sumiller.
Poco a poco, bajo las explicaciones de Hurtado de Amézaga todos se sumergen en un universo marcado por la elaboración del vino al detalle, que es lo que Marqués de Riscal considera distintivo.
"Nuestros vinos surgen de pequeñas parcelas, todas viejas, que ensamblamos con mimo", asegura, y detalla también cómo están presentes en el cultivo de las viñas en todo momento.
El recorrido lleva también al "cementerio" donde reposan miles de botellas de todas las cosechas que Marqués de Riscal ha elaborado.
"Hace años se realizó una cata de todas y ni una salió mala", asegura Hurtado de Amézaga, poco antes de volver a comprobar que los vinos bien hechos conservan su personalidad durante muchas décadas.
En este caso ofrece a catar vinos de 1888, 1912, 1945 y 1964, esta última "considerada la mejor cosecha de Rioja de la historia", asegura.
Catar esos vinos también tiene su propia "ceremonia" porque no puede arriesgarse a que el corcho estropee el caldo; para ello, con cuidado, cada botella se "degüella", primero calentando el cuello con un metal incandescente y luego pasando un pluma o un pincel por la misma zona.
El contraste de temperatura se enca

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