El Cascamorras "pinta" Guadix (Granada)

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Guadix (Granada), 10 sep (EFE).- (Imágenes Miguel Ángel Molina) Con el combustible de las emociones y litros de pintura, el Cascamorras, fiesta declarada de Interés Turístico Internacional, comenzó a las seis de la tarde a escribir la historia de una nueva derrota, una batalla patrimonial perdida desde el inicio pero que un año más sabe a victoria.

El olor a pólvora que cada nueve de septiembre marca que se acercan las seis de la tarde en Guadix (Granada), el sonido del tambor y el bullicio han servido para escribir las primeras letras de una historia que celebra la derrota, una tradición centenaria que quiere ser Patrimonio de la Humanidad.

El color ocre que tiñe los cerros que rodean Guadix y su omnipresente catedral ha dibujado también el camino de Emilio Delgado, el encargo este año de representar al Cascamorras y dar vida a esta fiesta declarada de Interés Turístico Internacional.

Como pasa desde hace 527 años, el Cascamorras ha regresado a Guadix tras fracasar el pasado miércoles en su intento de arrebatarle a los vecinos de Baza la imagen de la Virgen de la Piedad, una derrota que da vida a una fiesta que es más fácil vivirla que contarla.

Guadix ha cambiado el negro bastetano por ocre, azulete y otra decena de tonos para dar color a una batalla de pintura que impresionó a un Cervantes que la inmortalizó en El Quijote, una fiesta con la magia de teñir de oscuro las caras de los participantes para resaltar aún más el blanco de sus sonrisas y el brillo en los ojos del que siente esta tradición como propia.

Desde minutos antes de las seis de la tarde, cuando el Cascamorras rinde cuentas a sus vecinos, miles de personas inmortalizan con litros de pintura que se distribuye a botellazos una tradición que busca la protección de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

"Esto si que es un Cascamorras" resuena en el centro histórico de un pueblo cuajado de patrimonio como recompensa a Delgado, que se ha ganado cada mimo de sus vecinos con carreras adelante y atrás, con abrazos y juras de bandera que arrodillan hasta a los no creyentes.

Esta fiesta centenaria comenzó hace ya 527 años cuando Juan Pedernal, un obrero de Guadix, encontró en el vecino municipio de Baza y durante unas obras la imagen de la Virgen de la Piedad, patrona de los bastetanos, y quiso llevarla a su pueblo.

Y como los dos municipios quisieron velar por la imagen de la Piedad, la justicia de entonces prefirió no mojarse y dictaminó mandar a un representante de Guadix a tierras bastetanas, un enviado que si llegaba limpio al templo se llevaría la imagen a casa.

Nació así una batalla de pintura en dos tiempos que repite derrota para los de Guadix, permite a Baza conservar a su patrona y eterniza una tradición con la mejor de las pintas.

Miles de personas han arropado al Cascamorras, según han informado a Efe el Ayuntamiento de Guadix y la Hermandad de la Piedad, en una nueva edición con la seguridad reforzada y que ha terminado sin incident

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