Si hasta hace unos años la población autóctona recibía a los visitantes con los brazos abiertos, ahora les inquieta su llegada. Barcelona, Madrid, Valencia y Palma de Mallorca son algunas de las ciudades españolas que cada año reciben a millones de turistas. Según nos cuentan, los visitantes han convertido sus vidas en un auténtico infierno. La masificación y los precios abusivos han creado un nuevo concepto: la turismofobia. "Tenemos orines, vómitos, defecaciones en la vía publica...", asegura un vecino de la Barceloneta.