Samsung vende sus acciones en cuatro empresas para obtener liquidez, ante el escándalo de sus nuevos teléfonos móviles Galaxy Note 7 que deben ser reparados y puede costar a la compañía mil millones de dólares. Con esta cesión de acciones, debe ingresar unos novecientos millone. En concreto, el grupo surcoreano se deshace de su cuatro y medio por ciento en el estadounidense Rambus y su 4,2 en el también estadounidense Seagate. A su vez, liquida la mitad de su tres por ciento en el alemán ASML y su 0,7 en el japonés Sharp. Todas ellas son empresas tecnológicas o de electrónica.

El incendio en algunas unidades del Note 7 por el calentamiento de la batería obliga al surcoreano a reparar dos millones y medio de aparatos ya comercializados en todo el mundo.