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  • 25/8/2016
Se llama Julia, un nombre que han gritado con alegría los bomberos que han pasado horas hablando con ella hasta desenterrarla.

Julia tiene diez años y es una de las incontables víctimas que aún quedan sepultadas no solo en Amatrice sino en otras localidades que el seísmo ha borrado del mapa.

Las tareas de rescate continúan en una carrera a contrareloj para salvar vidas.

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