Detrás de la Razón - La bomba atómica: Presidente de Estados Unidos en Hiroshima

  • hace 8 años
El excepcionalismo estadounidense es la idea que circula por las venas de EE.UU. Es la idea y el orgullo con el que se funda esa nación, y es la idea con la que opera dentro y fuera.

El excepcionalismo estadounidense es la creencia de que ese país fue elegido por la Historia, por la Divina Providencia o por Dios, para dirigir al mundo, para mejorarlo, y darle orden, según su orden.

Con esa idea, Estados Unidos le soltaron dos bombas atómicas a Japón, borrando de la existencia a más de 140 mil almas. El más grave problema es que las personas asesinadas por EE.UU. en Hiroshima (sur de Japón) no eran combatientes, ni terroristas, ni soldados, ni personas armadas: eran civiles, como usted, en una ciudad como la suya, nada más.

Después del holocausto atómico, que por primera vez mostraba que una arma podía dejar como sombra en la pared el resto de una persona, a la cual ni cadáver ni funeral le dieron derecho a tener, los científicos se disculparon: Albert Einstein se arrepintió, condenó la bomba y dijo que no pudo detener al Gobierno estadounidense.

El físico teórico Robert Oppenheimer después de ser el padre de la bomba atómica en EE.UU., fue perseguido en el mismo EE.UU. porque él apoyaba más la ciencia al servicio de la humanidad.

Después de la bomba nuclear, muchos se han disculpado y opuesto a que haya más armas de destrucción masiva. Pero después de la bomba nuclear, ningún presidente de EE.UU., en funciones, lo ha hecho. No ha pedido perdón ni mucho menos ha viajado a esa ciudad japonesa símbolo de la muerte nuclear para por lo menos guardar respeto.

Y si han hablado del tema, mejor que no lo hubieran hecho, por la prepotencia: “Nunca pido perdón por parte de EE.UU. Nunca. No me importa cuáles sean los hechos”. George H. Bush, presidente de EE.UU.

El excepcionalismo estadounidense ha llevado a su país a tratar de transformar el mundo con una idea más allá del patriotismo y nacionalismo radical: El "Novus Ordo Seclorum" que en latín significa "nuevo orden de los siglos", inscripto en el billete de un dólar, se ha ejercido con toda voracidad en todo el orbe.

Extrañamente, esto ha cambiado un poco con el presidente Barack Obama, quien ha sido criticado por no defender el excepcionalismo estadounidense tradicional. Así Obama ha tratado de darse cuenta que los enemigos no eran enemigos, como Cuba o Irán, al acercarse a negociar con ellos.

En esta misma línea, anuncia que este mayo por primera vez un presidente en funciones viajará a Hiroshima, la ciudad evaporada por la bomba atómica de EE.UU. El asunto es que ya notificó que no pedirá perdón.

La pregunta es: ¿Por qué Obama no pedirá perdón, si ya hizo parte del trabajo difícil, viajar ahí? ¿Si no lo dejan pedir perdón, y quién no lo deja? ¿O si en realidad está haciendo "bluff" con una carta política menos agresiva?

Detrás de la Razón: a las diez y treinta de la noche, desde los estudios de Teherán; Londres, seis de la tarde; México y Colombia, doce del día; Madrid, ocho de la noche.

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