Los "realistas madrileños" en el Thyssen

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Madrid, 5 feb (EFE) (Imagen: Ramón Ayala) .- El Museo Thyssen-Bornemisza propone un relato por nuestra historia cotidiana más reciente contado a través de las obras del grupo de amigos que forman los Realistas de Madrid.

Este grupo generacional de pintores y escultores, unidos también por su amor a la figuración, ha vivido y trabajado en Madrid desde la década de los 50. Todos ellos artistas consagrados, su presencia en el panorama artístico ha sido muy diferente.

Mientras que Antonio López (Tomelloso, 1936) ha sido durante varios años el pintor español vivo más cotizado y la presencia de la obra del escultor Julio López Hernández (Madrid, 1930) es habitual, Esperanza Parada (El Escorial,1928-Madrid,2011), Amalia Avia (Toledo,1930-Madrid,2011) y María Moreno (Madrid,1933) se han situado más en un segundo plano.

Diferente es la historia de Isabel Quintanilla (Madrid,1938) y de su esposo Francisco López Hernández (Madrid, 1932), que han vivido varios años fuera de España y cuya obra se ha vendido principalmente en Alemania.

Por todo ello, la exposición que abrirá sus puertas el próximo martes en el Thyssen es una ocasión única para poder contemplar obras que difícilmente puedan volver a reunirse ya que los comisarios Guillermo Solana, director artístico del museo, y María López, hija de Antonio, han conseguido préstamos excepcionales.

Organizada en colaboración con la Comunidad de Madrid, la muestra supone una recuperación después de muchos años de este grupo a través de cerca de 90 obras entre óleos, esculturas, relieves y dibujos que manifiestan su profundo conocimiento de la tradición histórico-artística.

Además, muestran, según escribe Jüegen Schilling en el catálogo de la exposición, "la honesta concentración, sin lugar para concesiones o veleidades, en una figuración obsesivamente detallista, cuyo objeto es principalmente el medio social privado del artista".

En una relación propiciada por vínculos familiares y de amistad, en la que las rivalidades individuales "quedan relegadas en beneficio de un intenso intercambio intelectual y técnico-artístico" han ido elaborando su estilo, perseverante y carente de pretenciosidad, con el que han conquistado "un terreno abandonado por las artes plásticas contemporáneas y que se tenía por trasnochado", según Schilling.

La exposición sigue un recorrido temático de lo íntimo a lo público, a través de temas que todos ellos comparten, empezando por "De la mesa a la Ventana" donde se muestran una serie de naturalezas muertas de Isabel Quintanilla, María Moreno, Francisco López, Esperanza Parada y Julio López.

Los interiores domésticos se reconstruyen con piezas clave como "Lavabo y espejo" o "Taza de váter y ventana", de Antonio López, "El comedor" de Amalia Avia, o "El teléfono" y "Habitación de costura", de Isabel Quintanilla. La casa sigue siendo protagonista en los largos corredores de María Moreno, Antonio López o Francisco López.

Relieves y dibujos de Francisco Ló

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