Quedan tan solo 6 meses para que acabe el mandato del presidente peruano, Ollanta Humala, y la desaprobación a su gestión continúa manteniéndose en niveles muy altos alcanzando el 80 %.

Tan solo el 18 % de los peruanos dice estar conformes con el papel de Ollanta Humala como gobernante. Entre los factores para que esto sea así están las acusaciones de corrupción que pesan sobre su esposa Nadine Heredia. Pero sin duda, otro de estos factores es el de la inseguridad ciudadana.

A pesar de que en su campaña electoral prometió bajar significativamente los índices de delincuencia, lo cierto es que aún hoy continúan muy altos.

Precisamente por este motivo, Humala ha tenido que declarar el estado de emergencia en dos provincias de la región de Ancash (al norte) para reforzar la lucha contra la delincuencia y el sicariato. Previamente ya lo había hecho en la provincia de Callao (al oeste).

El asunto de la inseguridad es alarmante y por ello se ha colado en todas las propuestas de cara a las elecciones de abril de 2016. El congresista y precandidato a la Presidencia del país, Renzo Reggiardo, ha propuesto declarar emergencia en todo el país.

Para Demóstenes Mamani, abogado y activista de Derechos Humanos, “Ollanta Humala es el máximo representante del transfuguismo ideológico”.

Por su parte, Andrés Robles, miembro de la Asociación Tierra y Libertad, opina que “todo gobierno de cinco años puede hacer algo bueno. Pero Humala deja una sensación de traición a sus promesas y una sensación de inequidad”.

Según Luis Fernando García, analista político, “el problema es que la población no ve resultados. Pero al Gobierno no hay que satanizarlo ya que sólo se ha quedado en las bases de los problemas”.

Sin embargo, Walter Herrera, presidente de la organización no gubernamental (ONG) Vida Sana, cree que la base de los problemas en Perú ha sido “la inestabilidad política, la corrupción y otros temas que continúan, y el Gobierno ha estado en el camino de mejorar las cosas”.