El té de Huseín inunda las calles de Teherán

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Teherán, 21 oct (EFE).- (Imagen: Álvaro Mellizo/Artemis Razmipour) Cada atardecer desde el inicio del mes islámico de moharram, las calles de Irán experimentan una inundación de ricos y apetitosos olores, una consecuencia del tradicional "té de Huseín" en la que miles de voluntarios cocinan y reparten alimentos en honor de la figura más sagrada del islam chiíta.

Prácticamente en cada esquina de los pueblos y ciudades de la República Islámica han brotado las denominadas "takieh", unas casetas en las que cofradías de hombres de riguroso luto se encargan cada noche de preparar comida y bebida a todo aquel que la solicite entre cantos, rezos y muestras de dolor por Huseín.

Esta es una práctica que se extiende durante casi dos meses y que forma parte de los rituales vinculados al día de Ashura, la fecha más importante del calendario religioso iraní en la que se conmemora el martirio y la muerte del nieto del profeta Mahoma a manos de sus enemigos en el año 680, un evento que significó el inicio de la división entre sunitas y chiítas.

"Nadie obliga a nadie a venir. Simplemente una persona decide montar una takieh y otros se le unen. Cada quien de acuerdo a su bolsillo y su corazón ayuda. Cada lugar es diferente, y depende de su dinero y de su voluntad, pero todo se hace para el imán Huseín", explicó a Efe Omid Yazdanian, principal donante de una de estas casetas en el norte de Teherán.

La comida y el omnipresente té que le da nombre a esta práctica se prepara en unas enormes ollas comunales en una cantidad que es difícil de calcular, si bien estimaciones hechas por los propios voluntarios apuntan a que cada noche, cada takieh da de comer a unas 700 personas, sin contar con los miles de tazas de la infusión favorita de los iraníes que reparten durante todo el día.

Tal es el volumen de comida que durante estos días muchas familias no compran ni cocinan nada en su casa y subsisten gracias al "te de Huseín", así como las escuelas, hospitales y orfanatos, que reciben directamente las raciones de comida en sus instalaciones.

La labor infatigable de los voluntarios, muchos de los cuales dejan sus trabajos para participar en esta práctica, obedece a los votos y promesas realizados a Huseín durante el año, que para los chiítas es considerado como un santo "que está de intermediario entre el pueblo y Dios y entre ellos y su conciencia", explicó Yazdanian.

Esta veneración hacia la figura de Huseín, exclusiva del chiísmo, así como las penitencias y flagelaciones que se producen en Ashura, son consideradas heréticas por los sectores más ortodoxos de la rama suní del islám, la mayoritaria entre los musulmanes, y se aproxima en sus ritos a prácticas comunes en la Semana Santa cristiana.

Para los chiíes, el martirio de Husein, tercer imán del chiísmo, simboliza la lucha del bien contra el mal, de la justicia sobre la injusticia y la elevación del sacrificio mortal y lo cierto en Irán es que su veneración está más extendida y se realiza

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