Millones de ojos en todo el mundo miran con expectación hacia el estadio Arena Corinthians de Sao Paulo, donde este jueves se disputa el primer partido del mundial de fútbol de Brasil. El evento tiene como telón de fondo el descontento de buena parte de la población con los gastos que ha generado su organización. Ajenos a la polémica, aficionados de todo el planeta disfrutan de sus últimas horas de playa antes de “sumergirse” en el Mundial:

– “Reservé el viaje antes de que Inglaterra se clasificara, por lo que pasé muchos nervios. Si no nos hubiéramos clasificado, el viaje no sería inútil, pero no habría sido tan bueno”, decía un hincha el equipo británico.

– “Estar aquí con mis colegas es, con mucho, la mejor manera de pasar mis vacaciones de verano”, añadía otro.

Sao Paulo, Río, Salvador de Bahía. Brasil respira fútbol por todos los poros de su piel y un mar de banderas ondean en las localidades que acogen a los distintos grupos de selecciones que participan en la competición. La pasión por el llamado deporte rey no tiene fronteras e incluso ha contagiado a los tripulantes de la estación espacial internacional, que han enviado a la Tierra unas imágenes reveladoras de las maravillas que se pueden hacer con una pelota dando vueltas alrededor del planeta a más de 300 km de altitud.