Los adictos al sexo desarrollan un comportamiento compulsivo, y les resulta muy difícil controlar su deseo, por lo que necesitan satisfacerlo con inmediatez, y no son conscientes de los problemas que les puede acarrear su actitud, o asumen las consecuencias de sus actos con tal de conseguir lo que quieren en ese momento. Este trastorno interfiere seriamente en la vida cotidiana del que lo sufre, porque afecta a todos los ámbitos, desde las relaciones personales con la pareja, familia y amigos, hasta la actividad profesional, que con frecuencia se dejan en un segundo plano cuando se trata de mantener relaciones sexuales.