La tragedia del Rana Plaza no acaba con la tiranía de los gigantes textiles en Bangladés

  • hace 10 años
Un año después de la tragedia del Rana Plaza, los trabajadores de la industria textil de Bangladés, sobre todo mujeres, siguen emprendiendo cada mañana su camino hacia las fábricas. La recompensa por una interminable jornada laboral sigue siendo un salario miserable. El sector, vital para la economía nacional, ha experimentado tibias mejoras porque lo fundamental es seguir siendo competitivos.

Las 5.000 fábricas existentes emplean a cuatro millones de trabajadores y representan el 80% de las exportaciones. Uno de cada diez vaqueros del mundo se confecciona en Bangladés, segundo fabricante mundial tras China. Los costes de producción son entre uno y dos euros para las camisetas, de cuatro a ocho para los pantalones y de cuatro a seis para las camisas.

“Los incidentes del Rana Plaza y de Tazreen son el alto coste de los precios bajos. Las marcas siempre intentan comprar a un precio más barato a costa de las vidas de miles y miles de trabajadores. Hablan mucho pero en la práctica no hacen nada”, explica Roy Ramess miembro de la junta directiva de Accord y secretario general de la Federación de Sindicatos Internacional IndustriALL.

Desde el permiso de las autoridades para manifestarse, miles de trabajadores han salido a las calles. El Gobierno se ha visto obligado a actuar lanzando un programa de inspección de los talleres textiles para evaluar los riesgos de incendio y derrumbamiento.

Los salarios han aumentado de 30 a 50 euros al mes, una cantidad que sigue siendo irrisoria, Las inspecciones provocaron el cierre de 200 fábricas. Más de 150 empresas firmaron un acuerdo para mejorar las medidas de seguridad. Y por último solo se recaudaron 11 de los 29 millones de euros previstos para indemnizaciones.

En realidad, ligeras mejoras por la falta de una implicación palpable de los distribuidores y que tampoco ha sido impulsada por los empresarios locales.

“Las fábricas tienen que sobrevivir. Sin pedidos no pueden pagar el salario de los trabajadores. Así que pedimos encarecidamente a nuestros clientes y minoristas que no salgan del país, al menos que mantengan los pedidos, para que así los trabajadores y los dueños de las fábricas puedan subsistir”, dice Shahiduallah Azim, vicepresidente de la Asociación de Fabricantes y Exportadores de Textil.

De todas las marcas que firmaron el acuerdo de seguridad y que multiplicaron sus declaraciones de buenas intenciones, solo diez han pagado indemnizaciones. Muchas rechazan participar, como Carrefour y Alcampo, que niegan toda responsabilidad con lo ocurrido en el Rana Plaza, mientras que en el lugar del desastre se han encontrado etiquetas con sus marcas.

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